viernes, 25 de abril de 2008

pensamientos










la razón por la que elegí ser maestro es muy sencilla:


solo aspiro a que algun alumno diga.. ESTUVO Y ESTA EN MI... y entonces desee enseñar a otros











































"Cuando uno elige jugarse la vida por algo, también tiene el derecho de elegir con quién hacerlo"




















Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.










jueves, 24 de abril de 2008

IMAGENES

JUGANDO
NANCY SUPERSTAR

MERCY CHECANDO AL PÚBLICO


NO DEJO MÁS QUE EL HUESITO



UNA MANITA DE GATO ANTES DE ENTRAR A ESCENA




ACTORES




A VECES DISFRUTANDO DE UNA MERECIDA CENA, A VECES ESPERANDO A QUE EL PUBLICO SE ACOMODE PARA INICIAR Y A VECES TAMBIEN DANDONOS TIEMPO PARA CONVIVIR.




MIMOS EN ESCENA

UNA SECUENCIA DE PANTOMIMA ENTRE SHOPIE BECKER Y EDGAR DORANTES





jueves, 10 de abril de 2008

KOMOS AHORA


ESTAMOS ORGULLOSOS DE LO QUE SOMOS, DE NUESTRA HISTORIA Y DE LO QUE ESPERAMOS DE NOSOTROS... POR ESO SEGUIMOS AQUÍ LUCHANDO POR NUESTROS SUEÑOS





PRIMERA PRESENTACIÓN DE LOS MONÓLOGOS DE LA VAGINA







QUE BONITOS RECUERDOS NUESTRA PRIMERA PRESENTACIÓN DE LOS EN EL AUDITORIO DE "LA ASEGURADA" TEXCOCO


PANTOMIMA EN LA PLAZA SAN PABLO.


MERCY Y SOPHIA EN UN ABRAZO LLENO DE "CARIÑO"




NUESTROS ACTORES HACIENDO PANTOMIMA EN LA PLAZA SAN PABLO.

A LA SALIDA DE LOS CINES LUMIERE

NUESTRO SHOW EN XOCOTLAN TEXCOCO

EN EL AÑO 2007 PRESENTANDO NUESTRO SHOW "LOS COMEDIANTES DE TEXCOCO" EN UN LINDO PUEBLO LLAMADO XOCOTLAN EN TEXCOCO
EN ESCENA ARTURO LEÓN Y MERCY CANTANDO
Y SOPHIA, EDGAR Y GUSTAVO EN EL SKETCH "LOS NORTEÑOS"

lunes, 7 de abril de 2008

LIBRETO "MEXICO DE MIS TEMORES" DE MANUEL BAUCHE

MEXICO DE MIS TEMORES
MANUEL BAUCHE
BAILE INTRODUCTORIO
ENTRA VIEJO
VIEJO: ¡Sí amigos! En este México de mis amores, tenemos la magia y la maravillosa fantasía del teatro… ¡Perdón respetable público, debí presentarme! Su servidor Floripondio de la Flor y Somellera, servidor de ustedes y de nuestras tradiciones teatrales.... Pasaremos unos minutos muy agradables. Hoy vamos a conocer un estilo teatral clásico del México de 1910 a 1940 y tantos... “El Teatro de Tandas”... Para empezar vamos a una calle de esta gran ciudad de... (SE CALLA)
ENTRA ACTOR CON CARTEL QUE DICE “CALLE” EL VIEJO SE CALLA.
ACTOR: (ENTRE DIENTES) ¡Por qué te callas... síguele!
EL VIEJO SEÑALA EL LETRERO.
ACTOR: ¡Es calle de “calle” no de “callar”! (SALIENDO) ¡Güey!
VIEJO: Bueno... (RISITA) como le dijo la esposa negra a su esposo negro, cuando dio a luz a un niño rubio... ¡un error lo tiene cualquiera!... Ese letrero nos indica que estamos en una calle de esta gran ciudad... Una ciudad de gran actividad...
VIEJO: (A UNA PERSONA) ¿Perdone...?
PERSONA: ¡Está perdonado!
VIEJO: (AZORADO. VE A UNA SEÑORA Y LA ABORDA) Gentil dama... ¿podría...?
LA SEÑORA LE DA UNA LIMOSNA.
VIEJO: ¿Pero, será posible?
SEÑORA: ¿Le parece poco? (LE QUITA EL DINERO)
VIENE UN TIPO CAMINANDO CON FLOJERA.
VIEJO: Gentil y dinámico caballero... ¿Podría indicarme donde queda la Lagunilla?
TIPO: Agarra Prostituyentes, da vuelta en el Miaducto y al llegar a Nalgarte hay pasas...
VIEJO: ¡Presiento que este me albureó! En fin... volvamos a nuestra idea. Les invito a conocer o recordar ese fascinante mundo del Teatro de Tandas...”... tantas y tantas obras en las que los libretistas y los actores criticaban al Gobierno... hoy ya no le critica....¡Ya no hay nada que criticarle”.... ¡Si ya hasta TLC. Tenemos y una economía sana y fuerte.... ¡Atinada!... Sí. A ti nada,.. a ti nada... a ti...
TEPOROCHA: ¡Qué mamón...!
VIEJO: Les decía que en aquellos tiempos los tandófilos se recreaban la pupila con María Conesa, Celia Montalván, Lupe Rivas Cacho... ¡Ay, la picardía de aquellas tiples...!
TEPOROCHA: (SILBA UNA MENTADA)
VIEJO: ¡Más respeto para la memoria de esas Divas!
TEPOROCHA: Mira viejito de tres por ocho... Yo no seré tiple afamada, pero yo a usted me lo abrocho y se me va pa’la fregada.
VIEJO: ¡Usted que va a saber de tantas figuras gloriosas...!
TEPOROCHA: ¿Gloriosas? ¡Mis teleras!
VIEJO: Amigos, hagamos caso omiso de esta intrusa y sigamos hablando del teatro de tandas.... un género teatral que enriquecía el ámbito cultural de la gran ciudad de México.
TEPOROCHA: (TROMPETILLA)
VIEJO: ¡Por favor.... más respeto al culto auditorio!
TEPOROCHA: ¡La madre qué!
VIEJO: ¿Lo ven ustedes? México se ha convertido en un inmenso convento...Sí. ¡Madres van y madres vienen...! ¿A poco no? en México usamos la palabra “madre” para todo... ¿Cuál es el ser más querido... “la Madre”... ¿Cuál es el ser más mentado?.. “la Madre”... Que algo está muy bien... “Está a toda...” Que algo está muy mal...” ¡Vale pura...!”. Perdón, ya me esta representante salí del tema por este desma....barajuste... Les decía, antes de ser abruptamente interrumpido por del lumpen proletario... Les decía que el teatro de tandas es quizá el auténtico teatro mexicano. En él se veía identificado el pueblo... “El indito”....”El policía”... los únicos que no se identificaban eran los políticos criticados... nomás volteaban para todos lados como diciendo: ¿Seré yo?.... Igual que ahora..., pero vayamos a la historia... Vayamos a...
TEPOROCHA: ¡Vayamos mucho pa’....!
EL VIEJO LE TAPA LA BOCA CON LA MANO.
DESPUES SE LIMPIA CON ASCO.
TEPOROCHA: ¿Qué... me ves muy sucia?
VIEJO: ¡No..., ha de estar usted estrenando...!
TEPOROCHA: No. VelRosita... ¡güey!
VIEJO: ¿No le da pena? ¿Qué gana con beber?
TEPOROCHA: ¡No... si no lo hago por negocio!
VIEJO: ¡Uy... ese chiste ya era viejo en aquellos tiempos! ¡Y tan sucia!
TEPOROCHA: Es que toda el agua que sobra en mi mansión, pos la utilizo para regar mis jardines...
VIEJO: ¡Pues son pobres por flojos!
TEPOROCHA: ¿Flojos? ¡Flojos tienes los... ojos! ¿Qué no será por falta de vitaminas? A ver, por que los mexicanos que se van pal otro lado de braseros, sí le tupen duro y macizo a la chamba. ¡Ah, verdad! Entonces, no es que seamos flojos por naturaleza, sino que nos faltan vitaminas y ¡estímulos! (HACE GESTO DE DINERO) ¡Ay, ya no me ande sermoneando y ¿déme una limosna?
VIEJO: ¡La limosna ensoberbece a quien la da y denigra a quien la recibe!... ¡William Shakespeare!
TEPOROCHA: ¡Chifle usted a su máuser...! ¡El Pitirijas! (CARCAJADA)
VIEJO: ¡No cabe duda de que usted es una naca!
TEPOROCHA: ¡Perdón, príncipe alejo... por no decir, pin...! (EL VIEJO LA CALLA, ENTONCES DIRIGIÉNDOSE AL PÚBLICO) ¿Verdad que en México no discriminamos a nadie? ¡Ni a los negros, ni a los amarillos, ni a los judíos...! Pero que tal a los mexicanos... “Naca” (AL VIEJO) ¡Y se queda muy orondo... después de pretender insultarme, recordándome mi origen...!
VIEJO: ¡Le suplico que me permita continuar con el espectáculo!
TEPOROCHA: Pues siga... quien lo detiene...
VIEJO: Ustedes conocen a Cantinflas, Resortes, Tin Tan. ¡Pues todos ellos se hicieron en las carpas!...
TEPOROCHA: ¡Pues qué cochinos!... Cómo está eso de andarse haciendo en las carpas...
VIEJO: ¡Qué ahí se hicieron artistas!...
TEPOROCHA: ¡Ahhh!...
VIEJO: ¡Amigos...! Hagamos caso omiso a esta intrusa y demos vuelo a nuestra imaginación para situarnos en una de las hermosas calles de la bellísima ciudad de México... ¡De este México de mis amores!
TEPOROCHA: Será de mis temores! Mire... hay que temerle a los rateros, hay que temerle a los policías, hay que temerle a los secuestradores... ¡sobre todo nosotros los millonarios!... Hay que temerle a los terroristas, hay que temerle a...
VIEJO: (INTERRUMPIÉNDOLA) ¡Pero la justicia ya está actuando... ya están cayendo los que hacen daño al país!
TEPOROCHA: ¡Ay, sí... cómo no! ... Luego, luego se escapan de la Peni. ¡México de mis amores!... ¡La manga qué... de mis temores!
VIEJO: Bueno... ¡ya basta! ¡Déjeme continuar con el espectáculo...! Que lo que yo temo en no poder seguir...
TEPOROCHA: Pues no temas... que sólo Judas... ¡ “te mió”! (CARCAJADA).
VIEJO: ¡No haré caso a su humorismo vulgar! Les decía, que estamos en una calle de este México de mis amores.
TEPOROCHA: ¡Ya le dije que es de mis temores!
VIEJO: ¡Y dale con eso...!
TEPOROCHA: ¡Pos es que es la neta, hijo! En México, otro de los temores es el hampa... ¡El hampa domina la ciudad y el país entero! (AL VIEJO) ¡He aquí a los temibles hampones!
SALEN DOS ACTORES CON FALDAS “HAMPONAS” BAILANDO
UN MINUET.
TEPOROCHA: ¡No, Esa clase de “hampones” no! ¡No ma’ menacen!
LOS DOS: (SALIENDO MUY OFENDIDOS) ¡Naca!
TEPOROCHA: (RIENDO HACIA EL PÚBLICO) ¡Aunque estos también Son una plaga ya! ¿A poco no?
VIEJO: ¡Usted sólo ve lo malo de las cosas! Déjeme seguir con la obra, por favor.
TEPOROCHA: Está bien, sígale...
PASA UN HOMBRE CAMINANDO COMO “MARCHISTA”.
VIEJO: (LE PREGUNTA) ¿Marchista?
MARCHISTA: No. ¡Joto...! (SALE)
O B S C U R O
TEPOROCHA: ¡Esto es el colmo! Antes ser mariposón era un escándalo... Después ya fue aceptado... (AL PÚBLICO) ¡Ojala ustedes no vayan a vivir para cuando sea obligatorio! Pero, lo que no cabe duda es que los mexicanos tenemos algo en común... ¿la cultura? ¡No...! ¿El afán de progreso? ¡Tampoco!... ¡Los mexicanos sabemos distinguir y tomamos... ¡“Ron Cagüey”! (ENSEÑA UNA BOTELLA).
BORRACHO 1: (ENTRANDO) ¡O lo que sea, con tal de que nos ponga bien alegres! (LE QUITA LA BOTELLA).
TEPOROCHA: ¡He aquí la mexicana alegría! (SALE)
APARECE UN AGENTE DE TRÁNSITO.
AGENTE: (AL BORRACHO) Venga para acá... Usted se acaba de bajar de aquel auto... ¡Cómo anda manejando así! ¿Qué pasó con el rojo?
BORRACHO 1: (SEÑALA) Lo cambié por ese “moradito” que está ahí...
AGENTE: ¡Le digo que si no vio el semáforo!
BORRACHO 1: Sí lo vi... al que no vi fue a ti.
AGENTE: A ver sus documentos...
BORRACHO 1: ¿De cuáles quieres? Letras de cambio. Pagaré, o credencial para votar con fotografía.
AGENTE: (ENOJADO) ¡Le voy a quitar la placa!
BORRACHO 1: (CUBRIÉNDOSE LA BOCA) ¡Ay, no la... voy a una carne asada!
AGENTE: ¡Vamos al bote!
BORRACHO 1: ¡Pero, tú remas!
AGENTE: ¡Acompáñeme...!
BORRACHO 1: ¡Caray, que pena...! Olvidé la guitarra...
AGENTE: ¡Ya basta! Vamos al juez.
BORRACHO 1: ¡Óigame, no! Soy casado...
AGENTE: ¡Usted viene conmigo...!
BORRACHO 1: ¡Ahora es romance...!AGENTE: Es inútil hablar con usted. Me voy a llevar su auto al corralón y ¡usted haga lo que quiera! (SE VA LLEVÁNDOSE LA BOTELLA).
BORRACHO 1: Pues que se lo lleven... porque ahora que lo veo bien... ¡ni mío es!
BUSCA UN TELÉFONO, LO ENCUENTRA Y MARCA.
BORRACHO 1: ¿Locatel? ¿Es ahí dónde encuentran a las personas perdidas?
VOZ: Sí, señor.
BORRACHO 1: ¿Dónde estoooy?
BORRACHO 2: (ENTRANDO) ¡Compadre!
BORRACHO 1: ¡Ya me encontré...! Gracias. (CUELGA)
BORRACHO 2: ¿Qué perfume usa.... compadre?
BORRACHO 1: Lavanda.
BORRACHO 2: ¡Pues creo que ya se le murieron dos músicos...! Oiga, compadre... ¿ya vino el tipo loco ese que ve elefantes azules?
BORRACHO 1: ¡No, compadre!
BORRACHO 2: ¡Qué raro! Sus elefantes ya llegaron...
BORRACHO 1: ¡Qué cuetito traía anoche compadre... ¡Qué bárbaro!
BORRACHO 2: ¿Y que pero le pone al de hoy?
BORRACHO 1: No, pero ayer sí estaba grueso..., ¡eso de andar vendiendo la Catedral...!
BORRACHO 2: Pero usted estuvo peor, compadre... ¡Usted me la compró! (SE PONE A LLORAR) ¡Ay... qué infeliz soy, compadre!
BORRACHO 1: ¡No chille, los chilles no machan...! digo, ¡Los machos no chillan!
BORRACHO 2: ¡Es que ya no aguanto a la vieja! Todos los días me pide dinero... Dinero en la mañana, dinero en la tarde, dinero en la noche... ¡Dinero y más dinero!
BORRACHO 1: ¿Y para qué quiere tanto dinero?
BORRACHO 2: No se. ¡Nunca se lo he dado...!
BORRACHO 1: ¡Uy, compadre! Se me hace que usté es de los que se dejan mangonear por las viejas... ¡Y eso no es de machos!
BORRACHO 2: ¡Pero es de muchos...!
BORRACHO 1: ¡Pos no serán mexicanos! ¡Porque en México, el que lleva los pantalones es el macho!
BORRACHO 2: Eso sí... yo llevo los pantalones... ¡pero a la tintorería!
BORRACHO 1: ¡Aprenda a mí, compadre...! ¡Aquí me traigo a la vieja! Hasta le doy su arrastradita... Si no, ¿pa’qué es uno hombre, no? Recuerde, que en el matrimonio, más vale dar... (HACE SEÑAL DE PEGAR) ¡Qué recibir!
BORRACHO 2: Es que yo, donde pongo el ojo... ¡me lo pone morado la vieja!
BORRACHO 1: (RIENDO) No se apure... que Dios aprieta... ¡pero no suelta!
BORRACHO 2: (RIENDO) O lo que es lo mismo, no pases confianza que todo se te dificultará...
BORRACHO 1: O no hay mal que por mujer no venga...
BORRACHO 2: O si una puerta se te cierra... ¡cien se te atrancan!
BORRACHO 1: O al que madruga... ¡más temprano lo friegan!
BORRACHO 2: O más vale pájaro en que mano, que... ¡Ahí viene tu vieja!
BORRACHO 1: ¡Éjele... ese no es refrán!
BORRACHO 2: ¡Pero es la verdad... y te va a poner...!
ENTRA MUJER FODONGA MUY ENOJADA.
MUJER: ¡Mira nada más! ¿No te da pena andar en esas fachas...? ¿Y la raya, eh? ¡La raya!
BORRACHO 1: ¡Uy, pos ni que plancharas tan bien! (SE ALISA LA RAYA DEL PANTALÓN).
MUJER: ¡No te hagas el chistosito...! ¿Por qué no fuiste a dormir anoche?
BORRACHO 1: ¿Creerás que no tuve sueño...?
MUJER: Te gastas todo el dinero en alcohol... ¡y no tienes para comprarme un traje de noche...!
BORRACHO 1: ¡Ya te dije que de noche las tiendas están cerradas...!
MUJER: ¿Dónde andabas... eh....?
BORRACHO 1: ¡No me lo recuerdes... porque me regreso!
MUJER: ¡Ya me cansé! ¡Tienes que respetarme! Porque soy tu mujer...”con defectos y virtudes, con amor y desamor... suave como gaviota, pero felina como leona... tranquila y pacificadora, pero al mismo tiempo, irreverente y revolucionaria, feliz e infeliz...”
BORRACHO 1: (INTERRUMPE) ¡Silenciadores!...página 3... de la Sección Amarilla!
MUJER: ¡Además, me dijiste que ibas a llevar a mi mamá al Zoológico!
BORRACHO 1: ¡Sí la llevé, viejita! Pero no la dejaron quedarse...
MUJER: ¡Me tienes harta.... pero se acabó!
BORRACHO 1: (FELIZ) ¡Te vas de la casa!
MUJER: No. Traigo a mi mamá a vivir con nosotros...
BORRACHO 1: ¡No, viejita... a tu mamá no! ¡Va parecer el paraíso...!
MUJER: ¿Y por qué el paraíso?
BORRACHO 1: Porque vamos a vivir... tú, yo... y la ¡víbora de tu madre!
MUJER: (FURIOSA) ¿No me dijiste que ya no ibas a beber en quince años...?
BORRACHO 1: No fueron quince años... ¡fue boda! (MUJER SE PRIVA)
¡Cálmate viejita...! Te prometo que ya no vuelvo a llegar borracho...
MUJER: Y si vuelves a llegar tomado... ¿qué te hago?
BORRACHO 1: ¡Unos chilaquilitos bien picositos...!
LA ESPOSA SE LO LLEVA A BOLSASOS. EL OTRO
BORRACHO CASI ATROPELLA A DOS SEÑORAS
QUE SALEN DE LA IGLESIA.
SEÑORA 1: ¡Pero hombre de Dios...! ¿No le da pena?
SEÑORA 2: ¡Usted que bebe tanto... debería asistir a los sermones del Padre Damián!
BORRACHO 2: ¡Que..!.. ¿Invita las cheves?
SEÑORA 2 ¡Por favor... da consejos para alejarse del alcohol!
BORRACHO 2: ¿Y quién le dijo que yo me quiero alejar del alcohol...! Pero, ahora que me dice eso... ¿sabe qué?... Voy a hablar a Alcohólicos Anónimos.
SEÑORA 1: ¡Bendito sea Dios! ¿A inscribirse?
BORRACHO 2: ¡Nooo! A pedirle un autógrafo a José-José (SALIENDO) ¡Feas!
LAS DOS: ¡Borracho!
BORRACHO 2: ¡A mí lo borracho se me quita mañana! (SE VA).
SEÑORA 1: ¡Por eso está el pueblo como está... puros borrachos! ... ¡Qué barbaridad! ¿Cómo puede haber tanto vicioso?
SEÑORA 2: ¡La falta de educación chulita!... ¡Ay, chulita, vámonos, que por estas calles nunca falta quien nos falte al respeto...!
SEÑORA 1: ¿Son muy peligrosas!
SEÑORA 2: ¡Muchísimo! Figúrate... la otra noche me siguió un tipo y cuando menos lo pensé, ya estaba dentro de mi casa...
SEÑORA 1: ¡Válgame, Dios! ¿Y no pidió auxilio?
SEÑORA 2: Quería pedir... ¡pero yo no lo dejé! Bueno, chaíto...
SE VA LA SEÑORA 2 Y ENTRA LA TEPOROCHA.
TEPOROCHA: (A LA SRA. 1) Señora... ¡llevo tres días sin comer!
SEÑORA 1: ¡No ande haciendo eso... le va a hacer daño!
MUSICA: “LA CUCARACHA”
VELORIO
NARCO: (CASI EN SECRETO) ¡Padre...padre...!
CURA: Dime hijo...
NARCO: “Hijo...”
CURA: ¡No!...que me digas que se te ofrece...
NARCO: Perdone que lo busque aquí...pero es que quiero hacerle una limosna para su iglesia...pero en secreto.
CURA: Para hacer el bien, cualquier lugar es bueno... ¿Por qué en secreto? ¿A qué te dedicas?
NARCO: Soy narco.
CURA: ¿Qué, qué....? ¡Fuera de aquí! ¡Es dinero manchado con el dolor de la sociedad! ¡Fuera....!
NARCO: Está bien, Padre. Veré que hago con el millón de dólares que le iba a regalar...
CURA: Ejem... ¿Qué dijiste que eras?
NARCO: Narco.
CURA: ¡Ah...! Pensé que me habías dicho...”naco”. ¡Venga la lana!
PONE LA MANO POR DETRAS Y RECIBE PAQUETE.
BENDICE AL NARCO Y ESTE SALE.
EL SACERDOTE SIGUE SU CAMINO HASTA LLEGAR A PROCURO.
CURA: ¡Buenas, hijo! Yo se lo que estás sintiendo, pero Dios sabe por qué hace las cosas. Si se llevó a tu esposa fue porque así lo quiso. ¡Resignación, hijo, resignación!.
PROCURO: (LLORANDO DESCONSOLADO) ¿Qué voy a hacer ahora...?
CURA: ¡Calma, hijo mío!
PROCURO: ¿Qué voy a hacer ahora...?
CURA: Resignación. El tiempo todo lo cura. El tiempo pasará, conocerás a otra mujer y podrás reiniciar tu vida...
PROCURO: Sí, pero que voy a hacer ahora... en la noche? (LLORA)
CURA: Eso sí te digo. ¡Nunca volverás a encontrar otra mujer como tu difunta esposa.
PROCURO: Eso espero señor cura...
CURA: Ejem... Tienes que serenarte hijo.
PROCURO: Gracias, Padre.
CURA: Oye, hijo... Con toda confianza...si se te ofrece algo...fíjate que tenemos una promoción muy buena. Estamos rezando dos rosarios por el precio de uno. Además el “Salve” lo rezamos en latín y lo cobramos como si fuera en español...
PROCURO: Gracias, Padre, pero yo quisiera algo más económico.
CURA: Bueno... ¡Mira, aquí tengo estas estampitas a colores de tus santos favoritos!
PROCURO: No se, Padre. Voy a ver mi presupuesto y luego me comunico con usted.
CURA: Oye... ¿aquí regalan café?
PROCURO: Sí.
CURA: Pídeme uno... ¿sí?
PROCURO: ¡Déme un café, padre!
CURA: ¡No, hombre! Que me invites un café.
PROCURO: ¿Con piquete o sin piquete?
CURA: No, pues... ¡con piquete!
PROCURO: Pues café ya no hay, pero ahí te va por lo menos el “piquete”. (SACA UN ALFILER Y LE PICA LAS POMPIS).
CURA: ¡Ay... hijo... hay hijo de...! ¡Fuera de aquí con todo y tu muerta!
PROCURO SALE CON EL ATAÚD.
SE SIENTA EL CURA. SE DISPONE A CONFESAR.
ENTRAN LOS FELIGRESES
CURA: Antes de confesarlos, quiero decirles que algunos de ustedes se robó mi bicicleta... ¿Pueden llamarse así buenos cristianos? ¡Los Mandamientos nos ordenan amar a Dios sobre todas las cosas...! ¿Cómo pueden amar a Dios robando a uno de sus siervos? ¡Debemos santificar las fiestas...! Me pregunto: ¿Cómo puede santificar las fiestas él que me robó mi bicicleta? ¡Honrar a padre y madre! ¿Cómo pueden honrar a su padre si no honran a su madre!... En fin... (COMIENZA A CONFESAR).
BEATA: Padre... me acuso de que me gusta el párroco de la Iglesia de San Camilo...
CURA: ¡Muy mal, muy mal! ¡Cómo que le gusta el párroco de otra iglesia...! ¡Hay que consumir lo propio... no hay que ser...y de penitencia reza diez Padres Nuestros...sáquese! (SALE BEATA)
JOVEN: Padre... me acuso de que ando con una mujer casada...
CURA: ¡Adúltero! ¡Ese es un pecado horrible...! ¿Con quién?
JOVEN: ¡Ah, no padre! Eso no puedo decírselo... ¡soy un caballero!
CURA: ¡Tienes que decírmelo! ¡Ha de ser Lola, esa mujer no...
JOVEN: No señor cura, no es ella...
CURA: ¡Ya se! ¡Cleotilde, sus pasiones la dominan!
JOVEN: Tampoco padre... no insista.
CURA: ¡Lucha... eso es! ¡La condenada de Lucha, apenas sale su marido y a “la lucha”...!
JOVEN: Tampoco... y ni le siga, padre, no le voy a decir quien es ella.
CURA: ¡Pues no te absuelvo!
SALE EL JOVEN Y LO DETIENE UN CHAVO.
CHAVO: ¿Te dio la absolución?
JOVEN: No. ¡Pero me dio muy buenos “tips”! (SE VA).
LE TOCA EL TURNO A UN SEUDO GALÁN.
GALÁN: ¡Padre, me acuso de andar con Thalía, Ana Bárbara y Paty Navidad...!
CURA: ¿Vienes a confesarte o a presumir! ¡Sáquese de aquí! (PARA SÍ) ¿Quién me habrá robado mi bicicleta?
SE VA EL GALÁN Y ENTRA UN CHAVO.
CHAVO: ¡Acúsome, Padre de que soy muy dichoso...!
CURA: Eso no es pecado, hijito... ¡es una bendición!
CHAVO: No, señor cura, no me entiende. Soy muy dichoso... porque digo muchos dichos.
CURA: Eso tampoco es pecado, hijo.
CHAVO: ¿Cómo le explicaré...? Mire, dígame una palabra... cualquiera...
CURA: Humm, vamos a ver. ¡Manzana!
CHAVO: ¡Me pasas a tu hermana!
CURA: Eso no es ser dichoso... sino “un hijo de tal por cual” y de penitencia te vas y friegas a la más vieja de tu casa... ¡Y no te lo digo de guasa! Sáquese de aquí ¡Vaya día, vaya día! ¡Es el colmo! La carne domina a estos pecadores, fornican, desean a la mujer de su prójimo ¡Ah...ya sé dónde dejé la bicicleta...!
O B S C U R O
TEPOROCHA: Otros de los temores del mexicano es ir a una oficina burocrática... ¡Ay... es más fácil sacarle un.... “saludo” al Ángel de la Independencia... que una información más o menos clara a una empleada de Gobierno... o ya de perdida, una sonrisa amable ¿no? Pero ni modo de quejarnos, porque ellos tienen sus Sindicatos y los Sindicatos tienes sus líderes... ¡y hay cada líder...! que bueno.... ¡Pero... esa es otra historia! Mejor los invito a que vean una escena de una oficina de Gobierno...
ESCENA DE OFICINA. HAY UNA FILA ESPERANDO MIENTRAS
LAS EMPLEADAS ESTÁN PLATICANDO.
EMPLEADA 1: ¿Supiste que le dieron a Cuquita el puesto de secretaria del director?
EMPLEADA 2: ¡No!... ¿Cómo le hizo?
EMPLEADA 1: Sencillo. En la solicitud, donde decía “sexo”, ella puso ¡Sí!
LAS DOS RÍEN. MIENTRAS EN LA FILA LA GENTE PROTESTA.
EMPLEADA 1: ¿Qué crees?... Toñito está desconsolado... lo cortó su novia.
EMPLEADA 2: ¡Qué exagerado! El que lo haya cortado no es para tanto Pasará el tiempo y volverá a ser el mismo.
EMPLEADA 1: No lo creo... ¡Es que no sabes lo que su novia le cortó!
MÁS PROTESTAS DEL PÚBLICO
UNO: ¿Nos van a atender o no...?
EMPLEADA 1: ¡Claro que sí! Para eso estamos... para atender al público como se merece...
UNO: Pues no parece... ¡Tenían que ser mujeres!...
EMPLEADA 2: ¡Ándale, manita!... un sexista... ¡Macho!
UNO: ¡Somos los reyes de la creación!...
EMPLEADA 1: ¿Sabe lo que dijo Dios después de crear al hombre?... ¡Puedo hacer algo mejor... y creó a la mujer!
LAS DOS RÍEN. LOS HOMBRES PROTESTAN.
EMPLEADA 2: ¡Ay, mira... ya se pusieron latosos... nos vemos manita!
EMPLEADA 1: ¡Tráeme dos tacos de nana...!
UNO: Me presta...
EMPLEADA 1: ¡Óigame!
UNO: ¿Me presta su atención o no...?
EMPLEADA 1: A ver... ¿Trae todos sus papeles?..
UNO: Claro que sí...
EMPLEADA 1: (REVISANDO) Acta de nacimiento... credencial de elector... licencia de manejar... certificado de primaria... de matrimonio... de pago de tenencia... ¿Y el comprobante de domicilio?
UNO: Aquí lo tengo... (LO ENSEÑA)
EMPLEADA 1: (MOLESTA PORQUE NO FALTA NADA) Ajá...
UNO: (FELIZ) Ora sí... traje todo...
EMPLEADA 1: ¡Le falta un papel!
UNO: ¡No es verdad!... Traje todos mis papeles. ¿Cuál falta?
EMPLEADA 1: El acta de defunción...
UNO: ¡Óigame... si no me he muerto!...
EMPLEADA 1: Pero le falta poco... ¡Sáquese!
EL HOMBRE SALE FURIOSO
TARTAMUDO: Ma... ma...
EMPLEADA: ¡Yo no soy su mamá..!
TARTAMUDO: Ma... mandaron este recibo cobrándome doble...
EMPLEADA: (MOLESTA) ¡ A ver...! ¡Hmmm..., es que este recibo está a nombre de Luis Reyes, Reyes y el otro a nombre de Luís Reyes Rayas...
TARTAMUDO: ¡Es su cu... cu...!
EMPLEADA: ¡No te metas con mi “Cucu”!...
TARTAMUDO: ¡Pero el error es de usted... le ca... ca...
EMPLEADA: ¡Al baño!
TARTAMUDO: Le ca... cambian una le... letra y...
EMPLEADA: ¡Eso no es asunto mío...! ¡El que sigue...!
TARTAMUDO: Pe... pe...
EMPLEADA: ¡Pepe no vino... el que sigue que ya vamos a almorzar!
TARTAMUDO: Pe... pero... oiga...
EMPLEADA: ¡El que sigue...!
NORTEÑO: ¡Señorita... aquí es dónde pagan los giros?
EMPLEADA: Sí, señor...
NORTEÑO: (AMANERADO) ¿Y cuánto me darán por este? (HACE UNAVUELTA COMO DE BAILARINA)
O S C U R O
ESCENA DE RESTAURANTE. DOS AMIGOS TOMANDO.
UNO: Tengo que ir a ver a mi hermana...
OTRO: ¡Présteme su atención, compadre...!
UNO: ¡Órale... con mi hermana no se meta!
OTRO: ¡El que no debió meterse el “Tiro Seguro”! Ya le dejó tamaña panza.
UNO: ¡Te hago la advertencia de que midas tus palabras...!
OTRO: ¡Mamón!... ¡Dos sílabas! (RIE)
UNO: (TOMANDO) Oye... ¿Qué andas diciendo que tú y yo nos besamos?
OTRO: ¡Claro que no!
UNO: ¡Entonces ya nos vieron! (RIEN)
OTRO: ¡Órale...a mi me gustan las viejas...!
UNO: ¡No, pos a mí...las jovencitas!
OTRO: ¿O sea, que no te gustan viejas, gordas y chimuelas?
UNO: ¡Pos claro que no..!
OTRO: ¿Entonces...por qué le andas fajando a mi esposa?
UNO: ¡Cómo cree mi Chompitas! Yo no pedaleo bicicletas ajenas... ¡Menos un pinche triciclo...!
SE RIEN
OTRO: ¡Hablando de esposas! A mi me pasa algo raro, me gustan todas las viejas ¡menos la mía...!
UNO: A mi me pasa lo mismo... me gustan todas las viejas... ¡menos la tuya...!
OTRO: ¡Órale... si no es tan fea!
UNO: No. Fea no es... ¡pero se equivocó de planeta...!
SALEN ALEGANDO
ENTRA PAREJA DE ESPOSOS
MARIDO: ¡Siempre te tardas años maquillándote.... y quedas igual!
ESPOSA: ¡Ay, viejo...!
MARIDO: Viejo tu estilo de maquillaje... ¡Ensíllate!
SE SIENTAN. ENTRA MESERA
MESERA: (ACERCÁNDOSE) ¿Qué le vamos a servir, mi rorro?
MARIDO: ¡En mi calidad de rorro... quiero decir, de cliente... antes que nada, quiero que me den disculpas por la tardanza...!
MESERA: ¡Se las vamos a dar... se las vamos a dar...!
MARIDO: Ejemmm... ¡No es para tanto... nada más enséñeme el “Menú”...!
MESERA: (VOLTEANDO A TODOS LADOS) ¿Aquí...?
MARIDO: ¡La carta!
MESERA: ¡Ay... fíjese que a mí nadie me escribe!
MARIDO: ¡Quiero ver la “lista”!
MESERA: No la tengo... pero terminó en “ocho”.
MARIDO: (ENOJADO) ¡La lista de los platillos... no la de la lotería!
MESERO: ¡Ay... pero no se enoje, mi rorro...! (LE DA EL MENÚ) ¿Cómo encuentra el menú?
MARIDO: ¡Carísimo!
ESPOSA: ¿Qué te parece, viejo?
MARIDO: (REVISANDO A LA MESERA) ¡Buenísima...!
ESPOSA: ¿Qué cosa...?
MARIDO: ¡Digo... la sopa!
ESPOSA: ¡Pero si aún ni siquiera la traen...!
MARIDO: ¡Imagínate cuando la traigan!
MESERA: ¿De postre qué desea mi rorro: panqué, café, suflé u qué?
MARIDO: ¡Un “uque” muy cargadito...!
ESPOSA: ¡Viejo!
MARIDO: Digo... un cargadito bien café... digo...
MESERA: Ya entendí, chico.... ya entendí. (SALE)
MARIDO: ¡Adiós, Marimar...!
MESERA: ¡Au...!
LLEGA UN TRIO.
CANTANTE: ¿Qué le tocamos a la señorita?
MARIDO: ¿Qué cosa?
CANTANTE: Quiero decir, que cuál cantamos...
ESPOSA: ¡Nada!
TRIO: ...”Granada, tierra ensangrentada....”
CLIENTE: ¡Silencio!
TRIO: ¡Cómo no, señor! ...”Silencio... que están durmiendo...”
MARIDO: ¡A callar... con un diablo!
TRIO: ...”Don Diablo se ha escapado... tú no sabes la que ha armado...”
MARIDO: ¡Basta....!
TRIO: ...”Me basta, con un poco de tu amor...”
MARIDO: (SE PARA) ¡No entienden que no queremos escuchar nada?
CANTANTE: ¿Nadita de nada...?
MARIDO: ¡Exacto!
TRIO: ¡No queda nada... nadita de nada...!
MARIDO: ¡A callar...!
ESPOSA: ¡Ay... viejo!
TRIO: ...”Viejo... mi querido viejo....”
MARIDO: (MANOTEA Y SIN QUERER LE PEGA A SU ESPOSA) ¡Perdón...!
TRIO: ...” ¡Perdón... vida de mi vida... perdón....! “
O S C U R O
SEÑORA: ¿Qué haces, Lupe ?
LUPE: Le estoy escribiendo a mi novio...
SEÑORA: ¡Pero sí tú no sabes escribir!...
LUPE: No le hace... ¡El tampoco sabe leer!
SEÑORA: (RIENDO) ¿Y qué... ya te vas a casar?
LUPE: Si, señora... ya estoy en edad de merecer...
SEÑORA: ¡Pues imponte desde el principio!...
LUPE: ¿Me impongo?
SEÑORA: Sí. ¡Imponte desde el principio a la idea de desvestir a un borracho!
LUPE: Pos más vale eso que vestir santos..... ¡Como asté!
O B S C U R O
TEPOROCHA: Porque no me van a decir que la televisión no ha influido... Qué vemos en ella: películas gringas, series gringas... ¡Ah... pero eso sí! En nuestras mexicanísimas telesnovelas nadie de apedilla Sánchez ni Pérez... ni mucho menos llamarse simplemente Juan o Jelipe... ¡No...! En ellas se llaman... “Víctor Alfonso”, “Carlos Augusto”, “Fernando José... Y para rematar, los comerciales.... ¡En la gran mayoría de ellos los modelos son el símbolo de nuestra raza! Altos..., rubios..., blancos... de ojos azules... ¡como yo!
O S C U R O
ESCENA DE COMERCIALES
RUBIA: ¡Hermosa República Mexicana... desde Teleenvicia... ¡Ni te pela!
LOCUTOR: ¡Estamos en “Para que todo México se entere...! (SE DIRIGE A UNA MUCHACHA) Señorita... ¿Puede decirme cuáles son las primeras palabras de Alka-Seltzer?
SEÑORITA: ¡Claro que sí! ¡Mejor... mejora... Mejoral!
LOCUTOR: (A UN MUCHACHO) ¡Joven... joven! Estamos haciendo una encuesta pública... ¿Qué me recomienda si me duele la cabeza...?
JOVEN: ¡Chupe... Melox!
LOCUTOR: ¡Ejem... Estos son los riesgos de hacer televisión en vivo! En... “Para que todo México se entere”... Agapito Peláez!
CHAVO: Pétalo... suavidad que si tocas... ¡”te alocas”!
O B S C U R O
VIEJO: Esta es una edificante televisión mexicana... ¡Todo sea por el rating!...
TEPOROCHA: ¡Órale!... ¡Ese es mi paisano!
VIEJO: ¿Paisano...? ¿Pues en dónde nació usted?
TEPOROCHA: Igual que usté... en Camagüey...
VIEJO: ¿En Camagüey, Cuba?
TEPOROCHA: ¡En cama... guey! (SE RÍE)
VIEJO: ¡Ufff...!
TEPOROCHA: ¡Mire viejito... Así como ve.. yo vengo de una familia aristocrática! Es más... si mi abuelo viviera, hoy todo mundo estaría hablando de él...
VIEJO: ¿Qué... era muy famoso...?
TEPOROCHA: ¡No! Es que ahora tendría como 184 años... (SE RÍE)
ENTRA MUJER MADURITA
MUJER: ¡Don Lamberto!
VIEJO: (GALANTE) ¡Oh, encantadora damisela del jardín de los ensueños; qué placer para mis cansados ojos contemplar su frágil figura...!
TEPOROCHA: (RIENDO) ¡Oh... encantadora damisela del jardín de los ensueños...! Si no vas a salir, no salgas... pero si vas a salir... Te lavas muy bien... ¡las manos!
VIEJO: ¡Es usted una majadera! Ofende usted los castos oídos de esta fina dama con esos juegos de palabras groseras ¡Ya ni siquiera a las señoras se les respeta! ¡Eso es por culpa de la mentada igualdad de sexos!
TEPOROCHA: A mi no me gusta eso de la igualdad de sexos... ¡A mí me gusta la diferencia!
LAMBERTO: Eso de la liberación es un invento moderno, propiciado por los medios de comunicación masiva, que lo único que hacen es corromper las normas que regían los sacrosantos hogares mexicanos, ocasionando con ello la desintegración familiar...
SEÑORA: ¡Tiene usted toda la razón!
LAMBERTO: La radio, el cine y la televisión han propiciado que la mujer pierda sus valores femeninos... “La abnegación”...
TEPOROCHA: ¡La dejadez!
LAMBERTO: ¡La comprensión!
TEPOROCHA: ¡El aguante!
LAMBERTO: ¡La dulzura!
TEPOROCHA: ¡La idiotez!
LAMBERTO: ¡El candor y la fidelidad!
TEPOROCHA: ¡Yaaa!... ¿Pos que en sus tiempos no había “Sanchos”?
LAMBERTO: ¡Jamás!... La mujer era paloma para el nido y el hombre “león para el combate”... La mujer era fuente de inspiración... Hacía que él se sublimara; despertaba los más tiernos pensamientos y los más puros sentimientos... ¡Y por favor, déjeme continuar charlando con esta distinguida dama!... ¡Yo sí soy decente... a todo el mundo doy su lugar! (A LA MUJER) Dígame, fina damisela... ¿Qué ha sido de su tía?... Esa joven hermosa de rostro nacarado. ¡Ella la que inspiró mis más caros anhelos!... ¿Qué ha sido de ella, a quién mi corazón, fiel enamorado... jamás ha olvidado?
MUJER: ¡Pues se casó!
VIEJO: (PERDIENDO LA FIGURA) ¡No la chingues! (REACCIONA DE INMEDIATO TAPÁNDOSE LA BOCA. LA MUJER SE ENCANDALIZA Y LA TEPO SE RÍE)

LIBRETO "LA BODA DE LA MUJER MARAVILLA" DE EDNA OCHOA

LA BODA DE LA MUJER MARAVILLA
EDNA OCHOA
PERS0NAJES:RUBELIA, viejecita de 75 años, rechoncha y de estatura pequeña,CONCHA, su hermana de 67 años, flaca y de estatura medianaMELQUÍADES DEL PASO, de 52 años.ÉPOCA: actualLUGAR: sala de una vieja casa en la ciudad de México.Al abrirse el telón, sala pequeña con muebles antiguos en total decadencia, alfombra raída, marcos en la pared con fotografías de escenas familiares de antaño y con copias de litografías religiosas. Del techo, centro abajo, pende un voluminoso candil, el cual, al ser encendido en determinado momento, hará grotesca la decrepitud de la habitación, así como la de sus moradoras. Por la derecha, abajo, puerta que da a la calle y ventana con las cortinas corridas, cuya sensación es de pesadez. Al fondo, de lado izquierdo, una puerta conduce al interior de la casa, y más abajo, casi al centro, una mesita con lámpara, además de una mecedora en la que está dormitando Rubelia. Es por la tarde. Se escuchan golpes en la puerta que da a la calle. RUBELIA se sobresalta y enseguida trata de incorporarse con bastante dificultad.VOZ DE CONCHA: (Desde el interior de la casa.) ¡Rubelia, la puerta! ¡Córrele a ver quién es! RUBELIA: ¡Ya oí, Conchita, en eso estoy! (Para sí.) ¿Será? La señora Monchis hoy no quedó de regalar algo. Los de la Pastoral, puede... son tan buenos cristianos. (Se oyen golpes con más fuerza.) Pero si parece que traen prisa. ¡Qué forma de tocar! (Gritando.) ¡Voy volando! ¡Un momentito! (Mientras se desplaza bastante lentitud, tocan otras veces. Abre la puerta, asoma la cabeza, y luego vuelve a cerrarla.) Qué extraño, nadie... (Vuelve a hacer la misma acción y cuando cierra puerta descubre en el piso un sobre. En el momento en que va a recogerlo, entra CONCHA.)CONCHA: ¿Quién eraRUBELIA: Sabrá Dios. Pero echaron eso, me parece, porque no vi a nadie. CONCHA: (Recogiendo el sobre y fin darle importancia.) Es un telegrama. (Se lo da a Rubelia.) No tardan en venir, siempre es lo mismo, no se fijan en la numeración, y claro, luego vienen las reclamaciones, como si una tuviera la culpa.RUBELIA: Concha, qué tal si de puritita casualidad fuera para nosotras. Ni has mirado bien. Quién quita y...CONCHA: (Arrebatándole la palabra.) No seas tonta, quién nos va a escribir. Con cualquier cosa se te vuela la imaginación.RUBELIA: Total, si no es, pues no y ya. Ni que se te fueran a desgastar los ojos.CONCHA: Averígualo tú si tanto te interesan las purititas casualidades. RUBELIA: ¡Chocante! Si tuviera buena vista ni te molestaba. Si pudiera hacer mis cosas, tampoco. Si viviera en otra casa, menos. Nada de lo que opino te gusta.CONCHA: Nada más abres la boca para decir bobadas. Si se me tira la leche, será por tus caprichitos. RUBELIA: No le hagas, Conchis, que de por sí es poca. Ya me voy a estar calladita y a no darte problemas. Y le pones una rajita de canela.CONCHA: Ya veremos, ya varemos. (Sale.)RUBELIA: (Mirando el sobre.) Si es para la del 22, lo rompo, sí, sí. Ojala sea. Siempre le he traído ganas. Atora tendrá de qué hablar la muy mentirosa. ¿Dónde estará la lupa? (Abre un cajón y saca una lupa de grandes dimensiones: Enciende la lámpara de la mesita y se sienta en la mecedora. Observa el sobre.) ¡Jesús, pero si es mi nombre! Y sí, la dirección también. Eso está raro. ¿Quién podrá ser? ¡Qué nervios! Mejor que lo lea Concha. No, yo debo hacerlo, es mi correspondencia privada. Veamos. (Trata de romperlo.) Qué sobre tan molón, no se puede romper. (Se lo lleva ala boca.) Pero si no tengo dientes, qué olvidadiza. (Seca el sobre con su bata, lo abre luego y empieza a leerlo. A medida que le da lectura va cambiando su semblante y lleva una de sus manos al pecho.) ¡Ah! ¡Ah!, ¡Yo lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Mi corazón! ¡Detente, corazón, no seas traicionero, ahora es cuando debes demostrar el fuego que hay en ti! (Gritándole a su hermana) ¡Concha! ¡Hermanita! ¡Concha!CONCHA: (Entrando) ¿Qué tienes? ¡Un ladrón! ¿Dónde? ¿Qué te hizo? Seré una tumba, nadie lo sabrá.RUBELIA: ¡Concha! Qué imaginaciones tienes. ¡Pellízcame!CONCHA: ¿Cómo?RUBELIA: Que me muerdas, pegues o pellizques.CONCHA: ¿Por? ¿Ya no sientes el cuerpo? Hay que llamar al doctor. Y sin dinero...RUBELIA: No, Concha, no es eso, es... CONCHA: ¿Te volviste a hacer? No alcanzaste a llegar al baño.RUBELIA: No, no. CONCHA: ¿Entonces, mujer? Me tienes en ascuas. RUBELIA: ¡Melquíades, Conchita! ¡Melquíades!CONCHA: ¡Rubelia, te prohíbo que hables de ese hombre! Sabes muy bien que te hace daño. ¿Para qué lo recuerdas?RUBELIA: Llegará hoy.CONCHA: ¡Qué!RUBELIA: Hoy a las siete. ¡Me escribió! Por fin volveremos a encontrarnos. ¡San Antonio, te tardaste pero lo hiciste! (Baila.)CONCHA: ¡Deja de bailar, te dará un torzón! ¿Te has vuelto loca?RUBELIA: Sí, de amor. ¡Yo lo sabía! (Tararea un tango.)CONCHA: ¡Por el Santísimo, Rubelia, te vas a romper una pata!RUBELIA: (Le extiende el telegrama.) Ten, lee tú misma. (Sigue tarareando y se mueve como si bailara con alguien.)CONCHA: (Leyendo.) "Estimada, señorita Rubelia..."RUBELIA: Te fijas qué tacto. Escribió "estimada..."CONCHA: Pero pudo haber puesto "Dulce amor mío".RUBELIA: Sería indiscreto, qué tal si yo estuviera casada. Además es una especie de rodeo, puesto que no olvida que se portó muy mal conmigo. Es cuidadoso, no cabe duda. Pero sigue, sigue... CONCHA: (Continúa leyendo.) "Mucho agradecería que me recibiera hoy a las siete. Tengo una promesa que cumplir. Agradezco de antemano su amabilidad. Melquíades del Paso".RUBELIA: ¿Te das cuenta? Viene dispuesto a todo. ¡A todo!CONCHA: Yo no estaría tan segura. Ya ves lo que decían.RUBELIA: Puros chismes. No estaba casado. Era tan castísimo como el nardo de San José. Y ni una palabra más. Lo que cuenta es el hoy, el futuro lleno de sorpresas. Sus brazos estrechándome... su voz garangoleándome al oído... sus labios...CONCHA: Cállate, cállate, no des cabida a lucifer.RUBELIA: Es que si tú supieras...CONCHA: No entiendo. ¿Por qué ahora, después de más de cincuenta años? RUBELIA: Designios de Nuestro Señor. ¿No sabes dónde quedó mi dentadura?CONCHA: ¿No me dijiste que se la diera al gato para que jugara?RUBELIA: Cierto. Quítasela y dale otra cosa. Tengo que arreglarme. (Mirando el candil.) Ay, candil, de mi santa madrecita, único recuerdo de ella, dame suerte, para que todo salga requebienbienbien.CONCHA: ¿Pero lo vas a recibir después de todo lo que hizo?RUBELIA: Me dará explicaciones.CONCHA: ¡Dejarte plantada en la iglesia! ¡Qué agravio! No entrará a nuestro sagrado recinto. ¡No lo recibiré! Primero muerta. RUBELIA: No puedes hacerme eso, Conchita, es el amor de mi vida. Ayúdame a sentarme. Mi cadera...CONCHA: Ya ves, te lo advertí.RUBELIA: Y ahora que viene, no habrá nada que nos detenga.CONCHA: Sí, los años.RUBELIA: ¿Tú crees que...?CONCHA: ¿Que qué?RUBELIA: No, nada. Ni hablar... Nos conformaremos con agarrarnos de las manos. ¡Jesús, pero si las tengo deformes! Concha, busca unos guantes. Debemos de tener unos por ahí. No se te vaya olvidar. Mejor de una vez, ándale.CONCHA: ¡Es inconcebible! Recobra el juicio. Ese tipejo no pasará por la puerta.RUBELIA: Pues sí que lo hará.CONCHA: Pues no.
RUBELIA: Envidiosa. Mala hermana.CONCHA: Rubelia, por Dios, date cuenta. Piensa tantito. No te engañes. RUBELIA: No me engaño. Ahí está el telegrama, qué más quieres.CONCHA: Lo voy a quemar y asunto arreglado. Aquí no pasó nada.RUBELIA: Pues hagas lo que hagas, él vendrá y me iré. Si vivo en pecado mortal será por tu culpa. (Por el telegrama.) Y dámelo, que no es tuyo. CONCHA: (Aventándoselo.) Un vividor, eso es lo que es. RUBELIA: Siempre piensas mal de la gente. Que todo mundo nos quiere hacer daño. Por eso vives amargada. Te crees muy razonable y sólo te haces la vida de cuadritos, y a mí.CONCHA: Bueno, siquiera vamos a pedirle opinión al padre o a las Hijas de Jesús Sacramentado. Siempre han visto por nosotras.RUBELIA: No seas cruel ¿Qué no puedes hacerme un favor? Nunca te volveré a pedir nada. Me casaré y nos iremos a provincia. Sí, será una condición para unirme con él.CONCHA: Ah, me dejarás abandonada. Como un perro. Jamás pensé que tú, mi propia hermana...RUBELIA: ¡Ya ves! ¿Quién dice que te voy a dejar? Por supuesto que te llevaremos. Esa será la segunda condición. Te lo prometo. ¿Estás de acuerdo? Contesta. Juntas como siempre. Contesta.CONCHA: No sé si agarrarte la palabra. A lo mejor les doy problemas. Romperé con su intimidad, además en plena luna de miel... No, no. Sé feliz, aunque a mí que lleve el tren. (Llora.) Ya me lo temía. De nada me sirvió desenterrar una y otra vez a San Toñito.RUBELIA: ¿Tú eras? Y siempre le echabas la culpa al minino.CONCHA: Perdóname, Rubelita, fui egoísta.RUBELIA: Deja de llorar, no lo soporto, me pactes el alma. No haré nada. Apagaremos las luces y no le abriremos. Que se esfume mi felicidad. Gritaré si insiste: "¡Vete, Melquíades, ya es muy tarde para nuestro amor!"CONCHA: ¡Jamás! ¡No lo permitiré! ¿Qué tal si te vuelves una histérica? Esa enfermedad les da a las mujeres que quieren casarse y no pueden. Ya tienes bastantes males, y si puedo evitarte uno más, me sacrifico. Te ayudaré. RUBELIA: ¿De veras?CONCHA: Sí, cuenta conmigo.RUBELIA: Repítelo, repítelo otra vez.CONCHA: Sí, sí, sí. Que cuentes conmigo.RUBELIA: Se oye tan, pero tan bonito, que ni pareces tú, sino una virgen. CONCHA: ¡Pero si lo soy, Rubelia!RUBELIA: Quise decir una de las de la iglesia, la del Carmen o la del Socorro. Gracias, Conchis. No te defraudaré. Seré una esposa modelo, ejemplar, de las que ya no abundan. Pero, bueno, no perdamos tiempo, no tarda en llegar. Tengo que lucir muy bella.CONCHA: Sí, como que te falta una resanadita.RUBELIA: Pues empieza a dármela.CONCHA: Con mi temblorina está difícil.RUBELIA: Eso no importa; te iré deteniendo la mano, para que tu pulso sea firme y vayas resaltando mis rasgos más agraciados.CONCHA: ¿Cómo?RUBELIA: Agraciados de grada. Femeninos, de mujer. Y sacas el vestido de novia, más vale estar prevenida para cualquier cosa.CONCHA: ¿Te quedará? Estás más gorda.RUBELIA: El amor todo lo puede. ¡Concha! ¡Cómo no se me había ocurrido! CONCHA: ¿Qué? RUBELIA: Somos muy tontas. Él podría vivir aquí. Como va a traer mucho dinero deshipotecará la casa.CONCHA: ¿Tendrá?RUBELIA: Claro. Mandar un telegrama hoy desde Guadalajara y venirse en avión no es cualquier cosa.CONCHA: ¿En avión? Sí, ¿verdad?, si no cómo va a llegar a las siete, al rato. RUBELIA: Un millonario. Nos sacará de pobres.CONCHA: Nos quitaremos de encima a ese abogadillo que friega y friega con que le vendamos la casa.RUBELIA: Y a las vecinas. Hipócritas y mal habladas. Sobre todo a la del 22, a ver si nos vuelve a echar la basura al patio.CONCHA: Que no fue ella.RUBELIA: Qué sí.CONCHA: ¿Pagará las cuentas atrasadas?RUBELIA: Todo, Concha, todo.CONCHA: ¿Y las malas lenguas?RUBELIA: Por qué, si habrá casamiento. Jamás me rebajaría a ser su amante.CONCHA: Sí, qué nos puede importar la gentuza. Primero es tu felicidad. RUBELIA: Mejor olvidémonos, creo que estoy pasadita de años.CONCHA: Es natural, pero no te preocupes, sólo ha pasado como medio siglo. RUBELIA: Me hago pipí.CONCHA: Aguántate. No te vayas a hacer de nuevo en la alfombra. Apestarás todo, y ni tiempo para orear.RUBELIA: Quiero decir que él se dará cuenta.CONCHA: Pues trata de que no. Después de casados se tendrá que aguantar con todos tus desperfectos. Ya habrá maneras de engañarlo hoy. Bueno, pero ya es muy tarde y siquiera hay que preparar una cenita.RUBELIA: Sí, a él le gustaban las conchas de dulce con sardinas.CONCHA: ¡Qué asco!RUBELIA: No empieces de criticona que será tu cuñado. El hombre de la casa.CONCHA; Perdón.RUBELIA: ¿Te acuerdas de la máscara que se le olvidó a la escuincla de la vecina? La de la Mujer Maravilla.CONCHA: Sí, por ahí ha de estar la horripilante cosa esa. Parece de güila. Yo no sé cómo dejan usar esas porquerías a las criaturas.RUBELIA: Tiene buena vista, que. La traes también. La necesito.CONCHA: ¿Cómo? ¿No pensarás...?RUBELIA: Sí. ¿De dónde vamos a sacar afeites? Además, tienes razón, tiemblas mucho. Me la pondré.CONCHA: ¡Ni pensarlo! ¡Eso sí que no! Si te la pones, óyelo bien, antes me mato que abrirle a ese hombre. RUBELIA: Quiero estar tersa y juvenil. Vas a ver cómo va a causar impacto. Con ella tendremos amarrada la mitad del casamiento.CONCHA: No sé ni cómo te estoy haciendo caso. Es ana locura. No se te oirá la voz, naditaRUBELIA: ¿Ya la probaste?CONCHA: ¡No, cómo crees! Te lo digo porque, pues... pienso.RUBELIA: Le haremos un hoyo grande.CONCHA: Vas a parecer perro cucho.RUBELIA: Tú quieres que todo salga mal. Concha, me estoy dando cuenta. No quieres ayudarme. Y no me cabe duda que si hubieras leído el telegrama, sí lo habrías quemado, sin decirme nada.CONCHA: (Enojada.) Está bien, haré lo que me pides, pero yo me lavo las manos.RUBELIA: Y los pies y todo, llevas un mes sin bañarte.CONCHA: Cómo te odio cuando te pones así. Y ni creas que voy a hacer todo, así que ayúdame. Tenemos el tiempo encima.RUBELIA: Ya lo sé. Ahorita me visto. No olvides nada. Córrele (Sale CONCHA.) Ah, Melquíades. ¡Melquíades! Esta vez sólo la muerte nos separará. (Empieza a darle de besos al telegrama, luego lo dobla con mucha ternura, sin dejar de suspirar.) Te guardaré con mis otras reliquias. (Va hacia un mueble, abre una de sus puertas y extrae una cajita de madera.) ¡Mis adoradas cartas! (Saca unas cartas, luego una rosa seca, la que levanta hacia lo alto.) Tú eres testiga de cuando nos tomamos por primera vez las manos, y ahora lo serás de mi casamiento. (Saca unos guantes de hombre. Los huele.) Todavía huelen a él. ¡Bendito olor! (Lleva la caja de madera a la mesita de la lámpara. Después enciende el candil, y se para muy ceremoniosamente abajo de éste.) Mamacita, bendíceme desde allá arriba, y dile a papá, que ni modo, que así tenía que ser. (Después va hacia otro mueble. Abre uno de los cajones y saca una caja de cartón destartalada, la que tiene el vestido y el ramo de novia. Toma el ramo, diciendo.) Se lo aventaré a Concha, que me alcance, no es buena la soltería, tiene que encontrarse a alguien, si no va a estar muy sola, Mel y yo estaremos muy ocupados. Estoy obligada moralmente a ayudarla. Ojala lo cache. (Empieza a vestirse. Es un vestido amarillento y desgarrado. Luego trata de abrochárselo de la espalda hasta que desiste. Le grita a su hermana.) ¡Concha, trae algo para amarrarme el vestido! ¡No me cierra!CONCHA: (Desde el interior de la casa.) ¡No me apresures, mujer! ¡Ve recorriendo la mesa de las veladoras! ¡El mantel creo que está en el baúl! RUBELIA: ¡Bueno! (Se pone un guante en la mano derecha, busca el otro y no lo encuentra, después empieza a recorrer una pequeña mesa rectangular con doble dificultad, primero por el peso de ésta, y segundo, por la cola del vestido que se le atora. Se alza el vestido y se lo enrosca en el cuello y continúa moviendo la mesa.) A ver si no me gano una hernia. (Entra CONCHA con la máscara, unos mecates y una caja donde supuestamente están los recibos de pago. Se ha puesto un vestido negro de satén descolorido. Y sobre la cabeza trae un sombrerito amarillo, cuya red le tapa parte de los ojos y toda la nariz.) Ya era hora de que vinieras.CONCHA: Bájate el vestido, te vas a ahorcar. (Entre las dos empiezan a acomodar la mesa, la cual quedará centro abajo.) RUBELIA: (Por el vestido de su hermana.) Te hubieras puesto algo de color. Pero eres terca, no quieres lucir tus encantos.CONCHA: No molestes. ¿Para qué prendiste el candil? ¿Andarás de nuevo con tus locuras?RUBELIA: (Mintiendo.) No, necesitaba luz para buscar lo que ordenaste. Además, estaba pensando que sería más romántico con velas. (Señalando el lugar donde estaba la mesa.) Allá atrás como que vi unos candelabros. CONCHA: (Pone el mantel.) ¿Será? (Va a cerciorarse.) Sí, aquí están. (Son tres candelabros sencillos con sus respectivas velas. Mientras los lleva a la mesa los desempolva.)RUBELIA: ¿Ya mero acabamos?CONCHA: Sí. (Toma los mecates y empieza a amarrarle el vestido a RUBELIA.) Siéntate. Voy por lo demás. (Sale CONCHA. RUBELIA busca la máscara y se la pone. Se sienta luego en la mecedora. Se balancea. CONCHA regresa con una jarra y una bandeja repleta. Comienza a llenar los vasos. El temblor de sus manos se ha acrecentado. RUBELIA, sin dejar de balancearse habla de forma ininteligible.)RUBELIA: Concha, ¿cuánto falta?CONCHA: (Que no la escucha.) ¡Ya manché el mantel! No le atino a los vasos, qué barbaridad.RUBELIA: (De nuevo ininteligible.) Concha, que cuánto falta. (Como la otra no le hace caso golpea la brazadora de la mecedora con la lupa.)CONCHA: ¡Deja de golpear! Me pones más de nervios. ¿Qué te pasa? ¿Quieres volver el estómago? Te dije que los frijoles estaban acedos. ¿No? ¿Entonces? No te entiendo nada. Quítate la máscara.RUBELIA: (Zafándose un poco la máscara.) Que cuánto falta.CONCHA: Déjame ver. ¡Jesús, un cuarto de hora!RUBELIA: Ya casi. (Insegura y angustiada.) ¿Estará bien mi atuendo? CONCHA: Ni empieces. Así lo decidiste. Además ahora se usan de ese modo.RUBELIA: No mientas, Conchis.CONCHA: ¿Que no has visto a la de enfrente?RUBELIA: ¿Esa mala mujer?CONCHA: No, su madre; el que traía la semana pasada, cuando se metió aquí.RUBELIA: Pero si fue el vestido que le estaba mordiendo el perro, por eso vino a esconderse.CONCHA: No sabía, yo creí... ¡Te confundes! Siempre anda igual Ponte bien la máscara y estate quieta, ya no me entretengas. Aun faltan cosas. (Pequeña pausa.) ¿Se me ve bien la harina que me puse en la cara? (Acercándose a su hermana.)RUBELIA: ¿Te pusiste? Ni cuenta me había dado. (La observa con la lupa.) ¡Guauuu, te quedó bien! Ojalá Melquíades traiga un amigo.CONCHA: (Ruborizada.) Ay, cómo serás, Rubí. (Regresando a la mesa.) Si tú eres la de todo. (Empieza a poner unas sillas alrededor de la mesa.) RUBELIA: Quien quita, quien quita. (Se levanta de la mecedora con intención de ir hacia la ventana, entonces se oye un crujido de su ropa.) ¡Se descosió! CONCHA: Pues no te pares. (Le pone encima de los hombros un chal anaranjado) Con este chal no se te verá nada.RUBELIA: ¿Y qué tal si me abraza?CONCHA: No lo permitiré. Hasta que formalicen el compromiso. Si no eres una cualquiera.RUBELIA: Tienes razón, dando y dando... Ah, es el día más feliz de mi vida. ¿Sacaste los recibos?CONCHA: Sí, todos están en esa caja.RUBELIA: Tú lo pones al tanto. No es adecuado que una novia hable de dinero. Puede pensar que me caso por interés.CONCHA: No te preocupes déjalo al poder de mis manos. (Para sí y caminando alrededor de la mesa.) Creo que no falta nada. Se ve bien la mesa. Pero como que algo se me olvida. ¿Qué será? (Jalando una silla.) No puedo más. (Se sienta.) Estos zapatos cómo lastiman.RUBELIA: ¿Será igual de guapo? ¿De varonil? Qué manotas tenía. ¿Te acuerdas?CONCHA: No, yo estaba bien chica. Sólo sé que le decían el orangután. RUBELIA: ¡Mentira! Concha, hazle el hoyo a la máscara. Siento que me asfixia.CONCHA: Eso era. Ya decía que algo faltaba. (Va por la máscara y se dispone a partirla con un cuchillo.) Este candil me tiene asoleada.RUBELIA: Pisaba tan fuerte y a veces gruñía como un león. ¡Qué gallardo! CONCHA: (Para sí.) Se me fue un poquito la mano, pero no se nota mucho. (A RUBELIA.) No te muevas, voy a ponértela.RUBELIA: A ver, enséñame cómo quedó.CONCHA: No estés de quisquillosa, no hay tiempo. (Se la pone.) Ahora, habla.RUBELIA: ¿Qué diré? ¿Qué? ¡Ah, sí! (Recita.) Flor y capullo tu nombre angelical, tu casto Melquíades del Paso y Peral, ha de adorarte con ansia sin igual, aquí en la tierra y en el mundo sideral.CONCHA; ¿Y esos versos?RUBELIA: Son de Melquíades. Mi Melito... Me compondrá miles, pues ahora juntos, estará más inspirado.CONCHA: (Por la mascara.) ¿De veras quieres usar esa porquería? Yo diría que está mejor tu cara.RUBELIA: Por favor, Concha, no vamos a reñir de nuevo. ¿Qué hay de malo en querer agradar los ojos del hombre? La mujer debe ser coqueta por naturaleza. Por eso tú nunca te casarás.CONCHA: Ni ganas. En fin, te oyes bien.RUBELIA: Qué bueno. ¿Y mi dentadura?CONCHA: Por ningún lado.RUBELIA: ¿La buscaste?CONCHA: (Molesta.) Claro. Hasta correteé al gato. Casi se me salen los pulmones del esfuerzo.RUBELIA: No hagas coraje. Cuando tengamos criadas ya no trabajarás. Te llevaremos al hospital para que te operen tos juanetes. Nos vamos a dar la gran vida.CONCHA: Ojalá, Rubelia, porque a veces el peso de la casa me abruma, quisiera morirme... Una muerte de sueños, los más bonitos, los que siempre deseé aquí en la tierra.RUBELIA: ¡Qué bien hablas! Tú y Melquíades se van a entender. Dos poetas en casa. Qué orgullo. Una última cosa, Conchis, me falta un guante... CONCHA: Estoy segura que lo echamos al boiler la otra vez que no teníamos para la leña.RUBELIA: Entonces, dame un pañuelo. Jugaré de tal modo que no se me note nada. Las velas para que nos viéramos en penumbra...CONCHA: Ya están, sólo hay que prenderlas.RUBELIA: De una vez.
CONCHA: (Encendiendo las velas.) Espero que sea puntual. Estos candelabros, fíjate, ni me acordaba que existían. Cuando andemos necesitadas nos darán bastante.RUBELIA: Si vamos a ser ricas.CONCHA: De veras, la costumbre... Ese candil hay que apagarlo, es mucho gasto. (Apaga el candil.)RUBELIA: ¡Qué emoción! Apenas si nos distinguimos. Ensayemos.CONCHA: No hay tiempo. No se te olvide, yo lo recibo. Y recuerda, no dejes que se te acerque, sólo que te mire, así te darás más a desear. (Consultando el reloj.) Ya pasa de la hora.RUBELIA: Vendrá.CONCHA: ¿Y si no?RUBELIA: Mujer de poca fe, vendrá. Mi intuición nunca falla. Vendrá. (Se oyen golpes en la puerta.) Espero que... ¿Oyes? ¡Ahí está! ¡Mi adorado! (Tocándose el corazón) Corazón mío, no me vayas a hacer una mala pasada. (A CONCHA.) ¿Estoy bien, Conchis? Dime la verdad.CONCHA: ¡Shhh, Rubelia! Esperemos a que toque de nuevo que no crea que te mueres por él.RUBELIA: No sé vaya a ir, ¡ábrele!CONCHA: Que te calles. (Tocan de nuevo con más fuerza.) Ahora sí. (Va a la puerta.) Tranquila, todo saldrá bien. (Vuelve el rostro hacia RUBELIA.) Esa espalda, derecha. (Se persigna y abre.) ¿Sí?MELQUÍADES: ¿Vive en esta casa la señorita Rubelia Cienfuegos y...? CONCHA: (Arrebatándole la palabra.) ¿Para qué asunto?MELQUÍADES: (Confundido.) Bueno, ¿de casualidad no le llegó un telegrama?CONCHA: Hace un rato. Esperamos al señor Melquíades del Paso. ¿Qué sabe de él? ¿Algún contratiempo?MELQUÍADES: No, soy yo.CONCHA: ¿Usted? (RUBELIA se ha parado de la mecedora y con sigilo empieza a caminar hacia CONCHA, pero cerca de la mesa se le atora el vestido.)MELQUÍADES: Para servirle.CONCHA: Debe de haber un malentendido.MELQUÍADES: Ninguno, señora Rubelia.CONCHA: Señorita, por favor. Concepción Cienfuegos y de Fuentes de la Pacheca, hermana de la también señorita Rubelia. Permítame. (Se dirige hacia RUBELIA.) ¿Qué haces aquí, Rubelia? A tu lugar.RUBELIA: ¿Qué pasa?CONCHA: No sé. ¿Aparte del telegrama recibiste una carta? ¿Sufrió algún accidente? ¿O se restiró la cara?RUBELIA: No, que yo sepa no. ¿Le pasó algo?CONCHA: No, nada. Espérame. (Va hacia MELQUÍADES, el cual ha entrado y pasa revista a su alrededor.) Y bien, señor, lamento decirle que nosotras esperamos a un venerable anciano. Buenas noches.MELQUÍADES: A mi padre, que en paz descanse. Eso es precisamente a lo... CONCHA: ¿Muerto? ¡No es posible!MELQUÍADES: Hace veinte años.CONCHA: Ya decía yo que había algo raro.RUBELIA: (Gritando.) Conchita, ¿qué sucede?CONCHA: (Contestándole.) Nada, nada.RUBELIA: ¡Cómo nada! ¡Por Dios, déjalo entrar!MELQUÍADES: (Haciendo a un lado a CONCHA.) Con permiso.CONCHA: Oiga, pero espere, mi hermana cree... MELQUÍADES: (Buscando a RUBELIA.) ¿Señorita Rubelia?RUBELIA: (Desde la mecedora.) ¡Aquí estoy!CONCHA: (Tratando de alcanzar a Melquíades.) Señor, le digo que... RUBELIA: (Extendiéndole la mano enguantada a MELQUÍADES.) ¡Melquíades del Paso!MELQUÍADES: Encantado.
RUBELIA: Me hubiera gustado tocarle un aria a su llegada, pero el piano está en reparación...CONCHA: Rubelia, este señor no es quien tú piensas.RUBELIA: Por favor, Conchita, eso lo discutimos, hace mucho. Así que ten la delicadeza de no meterte. Esto es privado.MELQUÍADES: (Mirando a una y a otra.) No me atrevería a molestarlas si no se tratara de una promesa.CONCHA: Rubelia, necesito hablar a solas contigo.RUBELIA: Ni una palabra más. (A MELQUÍADES.) Siéntese, está en su casa. Concha, acerca una silla.MELQUÍADES: (A CONCHA por la máscara de RUBELIA.) ¿Se quemó? CONCHA: ¿Qué?MELQUÍADES: Sí, la cara.CONCHA: No, no.MELQUÍADES: ¿Entonces, cáncer? Pobrecita.RUBELIA: ¿Qué tanto dicen? Ah, es lo de la caja…MELQUÍADES: ¿Cuál caja? Fue cremado.CONCHA: ¡Váyase!MELQUÍADES: No puedo, compréndame. No fue fácil decidirme a venir. CONCHA: Le digo que Se marche. (Lo empuja. MELQUÍADES se zafa y llega atrás de la mecedora.)RUBELIA: ¿Ya acabaron? Concha, debiste esperarte más al rato. Qué impertinencia la tuya. Perdónela, Melquíades.CONCHA: ¡Salga de una vez!RUBELIA: No le haga caso. Está muy nerviosa.CONCHA: (A RUBELIA.) Este hombre se va ahora mismo. (Lo muerde. MELQUÍADES lanza un grito de dolor.)MELQUÍADES: ¡Cómo se atreve!RUBELIA: ¿Qué te propones, Concepción?CONCHA: Lo mordí y lo volveré a hacer si no se larga.RUBELIA: Controla tus celos. Y como hermana mayor te prohíbo meterte en mis cosas.CONCHA: Es intolerable. Usted la destrozará, tipo infame.RUBELIA: (Pícara.) Ni tanto, ni tanto. Quien sabe qué cosas habrás visto en la tele. Ni te imaginas cómo es él. (A MELQUÍADES.) Melquíades, ¿se acuerda?: "Alondra que en mí, tu perfume de alhelí"... por ahí iba, ¿se acuerda? MELQUÍADES: No.RUBELIA: No importa. Siéntese. (MELQUÍADES va por una silla a la mesa.) Casi no ha cambiado. Igualito. Dicen que la esperanza hace milagros. Rejuvenece. (MELQUÍADES regresa.) ¿Y cómo me ve a mí?CONCHA: ¡Es el colmo, Rubelia! ¡Date cuenta! ¡Tu Melquíades murió hace mucho tiempo! (A MELQUÍADES.) Sáquela del error.RUBELIA: En vista de que sigues de terca no te vamos a hacer caso. Melquíades, tratemos nuestro asunto. Yo ya estoy decidida.MELQUÍADES: Se lo agradezco. Mi conciencia estará en paz.RUBELIA: ¿Y cómo está Guadalajara? ¿Su casa?MELQUÍADES: Bueno, de allá mandé el telegrama, pero no tengo residencia fija. Que un pedido en Monterrey, que otro en Chiapas, y así ando por toda la República.RUBELIA: Qué interesante. Viajar cultiva.CONCHA: (Con intención.) ¿Y su esposa? ¿Y sus hijos?MELQUÍADES: Ellos...RUBELIA: (Sin dejarlo terminar.) Qué mujer tan necia, no tiene lógica, cómo iba a venir si estuviera casado.MELQUÍADES: Perdón, no entiendo nada.CONCHA: Ni tiene por qué, con que se vaya es más que suficiente.RUBELIA: (Llorando.) Jamás pensé que me hicieras una escenita. ¿Acaso te dije algo cuando andabas detrás del padre Hermenegildo? Mira que lo supe y eso sí es pecado capital.CONCHA: ¡Cállate! No sabes ni lo que hablas.RUBELIA: ¡Sí, sí lo sé! ¡Y aquí mismo en esta casa!CONCHA: Sólo trato de desengañarte.RUBELIA: ¿A mi edad? Estás lucida. No necesito consejos. Pero no echarás a perder mi futuro.MELQUÍADES: Por favor, señoritas, no se peleen.CONCHA: Usted cállese, metiche, todo es por su culpa.RUBELIA: No lo insultes porque ahora sí me vas a oír.CONCHA: (Llorando.) Ay, Rubelia.MELQUÍADES: Seré breve.RUBELIA: Por mí no corre prisa. Concha, ¿podrías irte a sentar a la mesa? CONCHA: Si algo le pasa a mi hermana, usted será el culpable. (Se dirige a la mesa.) ¡Y quítate esa mugrosa máscara!RUBELIA: ¡Grosera! ¡Impertinente! (Pausa.) Por fin solos.MELQUÍADES: Yo...RUBELIA: (Solícita.) ¿Sí?MELQUÍADES: Agradezco su gesto de confianza. Sólo me gustaría saber si está dispuesta a recibir una fuerte impresión.RUBELIA: Qué galante. Soy toda oídos.CONCHA: (A MELQUÍADES.) Empiece de una buena vez.RUBELIA: A eso va. Estoy tan emocionada que no tengo palabras... Melquíades, estoy esperando esa "fuerte impresión".CONCHA: Pues ahorita te la va a dar.RUBELIA: No lo apresures. Dale su tiempo. Estos momentos deben de manejarse de manera sutil. Son tan bellos.MELQUÍADES: ¿Bellos? Más bien serán dolorosos.RUBELIA: Así son los hombres, juegan con las palabras. Hable. Estamos en familia.MELQUÍADES: Hice un juramento...CONCHA: ¡Al grano!RUBELIA: Qué poco romántica es. Todo lo quiere al cha chaz. (Se levanta y camina. Se oye otro crujido.)MELQUÍADES: Su vestido, señorita, es...RUBELIA: Estaba preparada para su llegada.MELQUÍADES: ¿Cómo?CONCHA: (Quejándose.) ¡Yo tuve la culpa! ¡Lo dejé entrar!RUBELIA: No te pongas sentimental. Concha. Tenía que suceder, tarde o temprano. Toda la gente se casa, ¿por qué no yo?CONCHA: (A MELQUÍADES.) ¿Ahora comprende, señor?RUBELIA: (Provocativa.) Rompamos el turrón, Melquíades. Háblame de tú. Los tiempos han cambiado y hay que ir con la época. Acércate. Yo te iré ayudando para que puedas desbordar todas las palabras que por años has guardado y que no te dejan en paz.MELQUÍADES: Qué intuitiva es usted. Es cierto, creí que nunca me atrevería a hablar, pero lo haré. Cuánto remordimiento. No se crea, es duro, bastante, el que haya sido yo el elegido. No sé por qué razón su hermana trata de impedirlo, pero si no lo hago hoy, usted morirá y yo seré condenado.CONCHA: No, señor, es que usted no entiende. Déjeme que de una buena vez...MELQUÍADES: (Perdiendo la paciencia.) ¡Permítame, señorita! No me iré. (A RUBELIA.) No me iré hasta que diga que sí. Quiero escuchar de sus labios el perdón.RUBELIA: Yo te lo otorgo, Melquíades. A pesar de que fue humillante... aquello. ¿Para qué recordarlo? Concha, llama al cura.CONCHA: Por Dios, Rubelia, entra en razón, aún no ha terminado de explicarse.RUBELIA: La pasión me domina, ¿para qué hacer más largo todo? (A MELQUÍADES.) Melquíades, te pido que nos casemos de una vez. MELQUÍADES: ¡Qué! (A CONCHA.) Pero si lo que yo quiero es que ella perdone a mi padre.RUBELIA: También lo perdono. A toda tu familia que se opuso a nuestro matrimonio. Nada nos separará más que la muerte, y qué lejana la siento. (Arrebatada.) ¡Bésame! Como aquella vez que entraste a mi habitación. CONCHA: ¡Rubelia!RUBELIA: (Abrazándolo.) Abrázame y dime lo que me dijiste, acuérdate. MELQUÍADES: Yo me voy. Suélteme.RUBELIA: Esta vez no te dejaré.MELQUÍADES: (A CONCHA.) Hágala entender. Yo soy Melquíades, hijo. RUBELIA: ¡Y padre y espíritu santo!MELQUÍADES: ¡Que me suelte le digo!CONCHA: ¡Suéltate, Rubelia!RUBELIA: ¡No y no! ¡Es mío!MELQUÍADES: ¡No quiero lastimarla!RUBELIA: ¡Lastímame! Quiero sentir tu fuerza de hombre.MELQUÍADES: (Perdiendo la calma la zarandea.) ¡Vieja puerca! ¿No le da vergüenza? ¿A su edad? ¡Yo soy el hijo de Melquíades! ¡El hijo! (RUBELIA se lleva las manos al corazón.)CONCHA: ¡No le permito que insulte a mi hermana! ¿Qué sabe usted del amor? ¡Animal!RUBELIA: ¡Mi corazón! Conchita, es el fin. Yo...CONCHA: ¡Deténgala, que se cae! ¡Hermanita! (MELQUÍADES la sostiene y la sienta en una silla.) ¡Se asfixia! ¡Quítele la máscara! Hermana, hermanita... MELQUÍADES: (Quitándole la máscara.) Perdone a mi padre. ¡Perdónelo! ¡No se muera, perdónelo!CONCHA: ¡No lo hagas, Rubelia! ¡No! (A MELQUÍADES.) ¡Fuera! ¡Fuera! MELQUÍADES: Pero, señoritas...CONCHA: ¡Malvado! ¡Malvado!MELQUÍADES: Padre, yo cumplí con decírselo. (Se va.)CONCHA: Rubelia, ¿estás bien? Te lo quise advertir pero no me dejaste. Rubelia, ¿me oyes? Habla, ya se largó.RUBELIA: (Completamente trastornada, actúa, como si fuera una mujer joven.) ¡Sh!, amiga del alma. ¡Sh! (Se levanta, corre, y le hace una seña a su hermana de que se acerque. Ríe como si hubiera hecho una travesura.) ¡Ven rápido, que no nos oigan!CONCHA: ¿Quién, Rubelia? (Acercándose a su hermana.) ¿Te sientes mal? RUBELIA: ¿Cómo quién? Los invitados. (Ríe nerviosamente.) Nos escapamos de la fiesta. Melquíades ya está en el cuarto, no vayas a decir. Confío en ti, a ciegas.CONCHA: Rubelia...RUBELIA: ¿Te fijaste con qué propiedad dije que sí? Retumbó por toda la iglesia. Y se abrió el cielo. Ahí estaban los ángeles cantando. Y los querubines: "Felicidades, Rubelia." ¡Felicidades!, grite y grite, revoloteando cerca de mí. (Gritando y extendiendo los brazos hacia arriba.) ¡Gracias, gracias! ¡Soy inmensamente feliz!CONCHA: Ya pasó todo, vuelve en ti. Nada más estamos tú y yo.RUBELIA: ¡Silencio! Oye: ha llegado al cuarto. Le dije que se fuera al de arriba.CONCHA: Rubelia, entra en ti. ¡Ese cuarto está destechado! Acuérdate de la multa. ¡Del pedazo que se cayó a la casa vecina!RUBELIA: ¡Sus pasos! Óyelo. Está inquieto el muy pícaro. ¡Ya! ¡Ya se sentó en la cama! Desabróchame un poco el corsé, me lastima.CONCHA: Son los mecates del tendedero que te han de estar raspando. (Como RUBELIA camina, CONCHA la jalonea para detenerla y así poderle quitar las cuerdas.)RUBELIA: La niña que lleva la cola del vestido cómo me jalaba. Tuve que ir más despacio, más y más... Me temblaban las piernas. Todos mirándome. Cómo lloraba mamá.CONCHA: Mira nada más cómo te quedó la espalda, toda roja.RUBELIA: Papá, rígido como siempre. Tú viste, no quiso abrazarme después de la boda. (Llorando.) Sé que no debía de llorar, pero no pude contenerme. ¡No pude! ¡Él tenía que felicitar a su hija y no lo hizo!CONCHA: ¡Ya cállate, Rubelia! ¡Ya! Vamos a la mesa para que comas algo.RUBELIA: (Da de vueltas.) ¡Solos! ¡Completamente solos! Frente a frente. (Bruscamente se detiene, y como si estuviera delante de ella Melquíades.) Melquíades, cariño... Desafié a todos por tu amor.CONCHA: (Empujándola) ¡Obedéceme! Tienes que comer algo para que reacciones. (RUBELIA se resiste.)RUBELIA: ¡No quiero regresar a la fiesta! ¿Que no entiendes que Melquíades me espera? ¡Me llama! Óyelo. Oye su voz susurrando mi nombre. Su dulce voz...CONCHA: (Perdiendo la calma.) ¡Te digo que vengas!RUBELIA: (Gritando.) ¡Voy, Mel! ¡No tardo! Ya va tu alondra, la de manitas alabastrinas, casto amante sideral.CONCHA: ¡Un té! ¡A la mejor con un té te calmas! Vamos a la mecedora. Allí te estás, quietecita, mientras te lo preparo.RUBELIA: (Camina a la mecedora. A CONCHA.) Míralo, no pudo contenerse más y ha bajado. (Abre la caja de madera donde guarda las cartas y los objetos de Melquíades. Saca los guantes. Los besa.) Perdóname Mel si me tardé, pero ya estoy aquí. ¡Dios, pero si estás desnudo! (Risita.) Sí, claro que voy hacia ti. Pero con los ojos cerrados. (Se tapa los ojos con una mano y con la otra mano busca al supuesto Melquíades) No sea tramposo, te has movido de lugar. ¿Dónde estás, hechura divina? Torre de ilusión, augusto ceño, lontananza altiva cual tisú.CONCHA: ¡Basta ya, Rubelia! ¡Te vas a caer! ¡Quieres que te amarre! ¿Eso quieres?RUBELIA: (Rozando la caja de madera. Saca el reloj de leontina. Se carcajea triunfal.) ¡Te he agarrado! ¡Mi amor! Coloso oso, amante ardiente, primor trinante de voz silente, que yo te beso, y he de adorarte con ansia sin igual, Melquíades del Paso y Peral. ¡La eternidad nos esperó! Sí, ha triunfado el amor. ¡Siempre juntos! ¡Para toda la vida! Perdámonos, donde nadie sepa de nosotros. ¡Llévame! ¡Llévame hacia la gloria, amén! (Como si le diera el brazo a alguien empieza a caminar hacia el interior de la casa)CONCHA: Ya te hiciste de nuevo, Rubelia. (Mientras va por una jerga que esta junto a la puerta de la calle, le sigue la corriente a Rubelia, pero poco a poco se va exasperando) Dile a tu Melquíades que te espere tantito. ¡Porque te tengo que cambiar! ¡Porque todos los días lo hago! ¡Grítale!RUBELIA: (Al supuesto amante.) Los tendrás, mi amor. Te daré tantos hijos, tantos como las estrellas.CONCHA: (Se hinca y empieza a secar la alfombra.) ¡Díselo, Rubelia! RUBELIA: (En el delirio más exacerbado.) ¡Y seré tan abnegada, tan fiel, que no habrá mancha en el amor! ¡Subamos a nuestro nidito! ¡Ahora sí me podrás estrechar en tus brazos! ¡Seremos felices! Todas las parejas del mundo nos envidiarán. Hablarán los siglos y los siglos de nosotros. ¡Amor mío! (Va saliendo.) ¡Mi león de oro! ¡De diamante! ¡De celofán y de sardina! (Desaparece, y aún se escuchan sus voces, mientras CONCHA, de rodillas, va secando la alfombra por donde se fue RUBELIA.)TELÓN.

DISEÑANDO EL DRAGÓN DE FLORICIENTA

PACO, EDGAR Y EL COLADO DE CAMILO EN LA PLANEACIÓN, EL DISEÑO Y LA ELABORACIÓN DEL DRAGÓN DE "FLORICIENTA"











EL METODO MAS EFECTIVO EN LA UVM TEXCOCO

PELÓN, VANIA Y ESTEBAN EN LA PRESENTACIÓN DE "EL METODO MÁS EFECTIVO" EN LA UVM PLANTEL TEXCOCO











CAPERUCITA EN EL MOLINO DE FLORES











miércoles, 2 de abril de 2008


"Muchos de los fracasados de la vida son aquellas personas que no se dieron cuenta qué tan cerca estaban del éxito cuando se rindieron" Thomas Edison

"La gente va a hablar de ti, especialmente cuando envidian tu vida, déjalos... tú afectaste sus vidas, ellos no afectaron la tuya."

apenas empezabamos y algunos creían...


"Más hace el que quiere que el que puede."

NOS DIJERON QUE NO ERA POSIBLE...

ESTAMOS TRATANDO DE MOSTRARLES QUE SE EQUIVOCARON




NUESTRAS ACTRICES

ELLAS SON LAS BELLAS QUE LE DAN VIDA A NUESTRAS OBRAS: CHELO, VANIA, MERCY Y RUBÍ